Esta es la escena: estas comenzando a salir con un nuevo hombre, que realmente te gusta, estás bastante entusiasmada luego de un par de salidas, y te juntas con tus amigas que han estado pendientes de tus reportes sobre esta nueva amistad desde el primer día en que lo conociste, ya sea en el cyber espacio o en persona.
Tu las pones al día de todas las cosas buenas que han estado ocurriendo: que te invitó a un buen restaurante, que te encuentra hermosa, que es inteligente, que tiene sentido del humor, que tienen tantas cosas en común, que han hablado cosas profundas, que te pregunta de tu vida, que te quiere presentar a algunos amigos, a su familia, etc.
Y a continuación les cuentas algo particular de él, o algo que él dijo o hizo que te inquietó o molestó un poco, nada realmente grave para ti, con el objeto de compartir una apreciación tuya, o quizás pedir una opinión. De pronto se escucha un silencio, sus ojos comienzan a girar hacia arriba, y entonces ellas comienzan: “Mmh, y parecía tan bueno”, “Mmh, mejor arráncate rápido”, “Mmh, no te conviene”.
Al finalizar esta reunión de amigas, a quienes terminas agradeciendo por haberte abierto los ojos, algo ha cambiado en ti: has decidido descartar a tu nuevo “prospecto”.
Sin embargo al día siguiente, algo no termina de convencerte, comienzas a dudar de la decisión que tenías tan clara la noche anterior, te sientes confundida y no sabes qué hacer.
¿Conoces el dicho “El camino al infierno está pavimentado de buenas intenciones”? Pues esto es bastante común cuando hablamos de las intenciones de nuestros familiares y amigos en torno a nuestra vida amorosa. A menudo escucho en mi consulta, historias en que amigos y familiares, a pesar de querer lo mejor para alguien, pueden estar saboteando su vida amorosa, sin ninguna de las partes darse cuenta de ello. Y no estoy hablando de jovencitas, estoy hablando de mujeres bastante adultas, incluso en la segunda mitad de sus vidas.
¿Ejemplos? La amiga cercana que les recuerda que son demasiado confiadas con los hombres, o que es mejor estar sola que mal acompañada, una madre o un padre que descarta a todo hombre que aparece en base a un conjunto de criterios pre-definidos (es demasiado mayor para ti, no es profesional, tiene mucha historia, demasiadas responsabilidades, vive en otra ciudad, etc.), el compañero de trabajo que parece disfrutar demasiado con los altibajos de sus vidas amorosas, etc.
Si ya eres una mujer adulta, y no una niña de 17 años que necesita a sus amigos y familiares para que aprueben a la persona con quien sale o a quien ama, y si nada de esto te resuena verdadero, mi sugerencia es proceder con cautela a la hora de compartir detalles sobre la persona con quien estás saliendo o sobre cómo progresa tu relación, y sobre todo a la hora de escuchar sus consejos. Los sentimientos al inicio de una relación suelen ser frágiles, y si tú lo permites, las opiniones de otros pueden fácilmente – y sin consecuencias para ellos – sabotear y truncar algo que puede tener un gran potencial.
Cuando eres una mujer adulta, no necesitas llamar a tu mejor amiga después de cada salida para darle un reporte detallado de lo que ocurrió. Tampoco contarle a tus compañeros de oficina el trabajo que están haciendo juntas con tu terapeuta o tu coach para despejar tus obstáculos internos para el amor. Y tampoco es necesario compartir con tus padres o hijos los pormenores de tu búsqueda amorosa.
Cuando eres una mujer adulta, “tú” debes ser tu primera fuente de consulta. Debes “checkear” primero contigo si te sientes contenta, cómoda, adorada y valorada cuando estás con el hombre con quien estás saliendo, si te sientes tu misma con esa persona o si ella tiene algo que es realmente un “no transable” para descartarla. Cuando buscas el amor como una mujer adulta, se supone que valoras lo que eres, lo que tienes para ofrecer y sabes mejor que nadie lo que quieres, lo que está bien o mal para ti, lo que necesitas y lo que una relación debe tener para ser satisfactoria para ti.
Esto no significa que cuando tengas que tomar una decisión sobre temas amorosos sólo debas confiar en ti. Significa simplemente que, primero y ante todo, deberías confiar en ti. Y si a pesar de tus años consideras que no posees este nivel de claridad y auto-confianza, eso es algo en lo que puedes trabajar. “Llamar a Tu Amor ®” puede ser un buen lugar para comenzar a clarificar todo esto, para crear esa confianza en ti misma y prepararte para ser tu propia mejor consejera.
Ahora bien, cuando mis clientas me preguntan cómo tomar los consejos de alguna amiga o familiar, respecto al hombre con quien están saliendo, o en quien confiar a la hora de pedir un consejo, siempre les digo que usen la misma selectividad que utilizan para tomar decisiones en otras áreas importantes de su vida. Por ejemplo, es a su ginecólogo a quien le consultan qué anticonceptivo utilizar, a su ejecutivo de inversiones en qué invertir sus ahorros, a su peluquero qué color de cabello escoger, etc.
Con ese mismo criterio, las invito a mirar de quien viene el consejo. ¿De la tía solterona, o de alguien que está en una relación sana y feliz o que al menos al igual que ella, está tratando también de tener una? ¿De un padre o una madre que todavía la ve como la niñita de 17 años, o de alguien que la ve y aprecia por la mujer adulta que hoy es? ¿De la amiga decepcionada, desconfiada y resentida con los hombres, o de alguien que en verdad aprecia, entiende y confía en los hombres? ¿De alguien que le intenta imponer su idea acerca de lo que a ella le conviene, o de alguien que entiende bien lo que ella quiere y la apoya en eso? ¿De alguien que puede estar sintiendo celos, compitiendo con ella, o defendiendo una “pseudo lealtad” al clan de la soltería, o de alguien que realmente es capaz de compartir su felicidad sin sesgos?
Y es que hacer estas distinciones permite tener mayor claridad acerca de cómo escuchar y procesar los consejos de terceros, por muy bien intencionados que sean, para no confundirse en el camino al amor, y en especial cuando algo recién está comenzando…
Y luego, asumiendo que el consejo proviene de alguien que está en posición de apoyarla, la pregunta siguiente es ¿Y es esa persona capaz de ser honesta contigo? Porque también a veces necesitamos escuchar la verdad, aunque a veces no nos guste y no sea lo que queremos escuchar.
Así es que si en tu camino al amor has estado recibiendo consejos, solicitados o no, de personas que no están en posición de apoyarte de una manera positiva y constructiva, puedes simplemente decirles: “¿Sabes qué? Agradezco tu opinión y tu apoyo, pero esta vez creo que es mejor para mí seguir mi propio consejo”. Si estas personas verdaderamente te quieren, van a entender lo importante que es para ti que respeten este derecho de vida tuyo, este derecho a elegir desde tu saber, desde tu conocimiento de ti misma y desde lo que tú sabes que necesitas para que una relación sea satisfactoria para ti.
Recuerda siempre “checkear” contigo primero, y luego discrimina en quien confiar para una segunda opinión. Y si necesitas apoyo para desarrollar esa confianza en ti misma como tu primera consejera, acá en “Llamar a Tu Amor®” estoy para apoyarte!
Un aporte muy interesante. Gracias por la información. Reciba un cordial saludo.
Gracias Gabriela, un saludo cariñoso!