Conocer gente a través de Tinder o de sitios de Dating, está siendo algo cada vez más aceptado y considerado en nuestro medio. Hasta hace cinco años atrás, era poco frecuente que se tocara el tema en mis talleres, o que algunas de las inteligentes mujeres profesionales que asisten estuvieran utilizando o considerando esta vía para conocer gente. Hoy eso ha cambiado. Sin embargo, creo que aún falta “cultura” en relación a cómo manejarse en este ámbito.
Un error que veo cometer con frecuencia entre algunas de mis clientas que están comenzando a conocer gente a través de estos medios, es que desarrollan una relación virtual muy larga por correo electrónico, whatsapp y teléfono, antes de reunirse con el “prospecto”.
En mi opinión este es un error que se debe en lo posible evitar, ya que las probabilidades de embarcarse en una fantasía y terminar en una desilusión pueden ser altas.
Lo que he visto ocurrir es que, conocen a alguien por estos nuevos medios, comienzan a intercambiar largos correos electrónicos durante varias semanas, pasan horas redactando correos perfectos, luego pasan horas conversando por teléfono, hasta que llega el momento de conocerse en persona. Se sienten muy entusiasmadas con esta primera cita, no hallan las horas de conocer a la otra persona, hasta que llega el gran día.
Se encuentran en el restaurante de moda… y la cita resulta un verdadero desastre. Ya sea porque a los pocos segundos de estar frente a frente, la persona mostró su decepción respecto de ellas, comenzó a mirar hacia cualquier lado, a mirar su reloj, a comer lo más rápido que pudo y a inventar excusas para irse, o ya sea porque a ellas la otra persona las decepcionó físicamente o la conversación las aburrió desde un comienzo. En cualquiera de los casos, el entusiasmo que sentían durante su interacción virtual, se esfumó en unos minutos y la cita se hizo eterna.
Y es que lo que puede parecer funcionar en los espacios y tiempos virtuales, puede no funcionar en los espacios y tiempos reales, fundamentalmente por un tema de expectativas. Las fantasías que pueden desarrollarse entre correo y correo, entre whatsapp y whatsapp, entre llamada telefónica y llamada telefónica, pueden ser increíbles. Y finalmente en persona, la atracción puede no resultar mutua y/o la sintonía en la conversación puede no funcionar.
Yo sé que muchas mujeres piensan que es bueno conectar un tiempo largo por teléfono y correo a alguien que han conocido virtualmente antes de hacerlo en persona, porque creen que de esta forma podrán evaluarla mejor y saber bien quién es antes de perder su tiempo. Pero el riesgo de esta estrategia es que pueden perder demasiado tiempo en la interacción virtual, y en la ensoñación e idealización de la otra persona, para darse cuenta en un instante que en realidad no son lo que habían imaginado.
¿Qué puedes hacer en cambio?
Evitar invertir tantas horas en una relación virtual con alguien y propiciar una reunión breve, en un lugar público, a la luz del día, tranquilo y donde se pueda conversar. En mi opinión, el café es la mejor opción, ya que siempre permite manejar los tiempos. La cita puede durar quince minutos si no hay afinidad y puedes estar de vuelta en tu casa en menos de una hora para re-enfocar tu energía en algo que te inspire y motive, o tres horas si las cosas fluyen como esperado, dando paso a una relación real.
De esta forma, si la experiencia no resulta buena, habrás invertido tan sólo una hora de tu tiempo y energía en esta persona, y podrás nuevamente mantener tus posibilidades abiertas para lo que verdaderamente estás buscando. Y si resulta fantástica, habrás participado tú en generar esa experiencia para ambos. Así es que, si te gusta el perfil de tu “prospecto” y ya han conversado un par de veces por teléfono, te animo a salir a tomar un café con él.
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